Por Natalia Baeza Santelices
Me abstraigo en la melodía tierna y la armonía melancólica de Après un Rêve. Camino sobre una nube que me transporta a los lugares más bellos, a esos momentos imborrables; a las fantasías tangibles más desgarradoras. Me deleito en la tristeza de los acordes del piano; la profunda melodía del violoncello, el violín…
Datos históricos nos revelan el génesis de esta obra; Après un rêve; After a dream; Después de un sueño. Fauré se enamoró de una una mujer que no le correspondía y esta pieza describe un sueño que tiene con ella. Originalmente escrito para voz y piano, adaptado para todos los instrumentos y tesituras imaginadas, esta obra nos revela la sensibilidad y la pasión con la que amaba Fauré…
Mi versión favorita es con violín, cello y acompañamiento de piano. Me encanta el juego que se produce con las voces, los colores, los matices; pero es una versión difícil de encontrar incluso en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=EVh9MUAANlM)
Cantan perfectamente las voces, se compenetran sin dejar vacío. Me siento mínima ante tanta belleza (aplicando su concepto etimológico). A veces parece que las voces se desean, se lastiman, se abrazan, se desnudan, se aman, se descubren y uno termina personificando escenas de su vida. El final es triste. Tristemente bello. Me produce un placer inexplicable esta tristeza.
Pienso en la genialidad de Fauré, en su creatividad, en su corazón, en su vida, sus pensamientos, su amor o su desamor, su dolor, el sufrir, el llanto, el deseo, la amargura.
Esta pieza me supera. Me eleva. La naturaleza quebrantante de la melodía es superior; sublime, sutil y dura a la vez. Aprieta mi pecho… Lo del dolor de corazón no es una metáfora; con Après un Rêve es una realidad tristemente bella.
Escrita en Sol menor (tres bemoles), una tonalidad pastosa que suena muy bien en los agudos, sin mayor complejidad en sus notas, sin embargo hay que saber y entender sobre fraseos e interpretación para ejecutar esta obra de la forma más fiel posible. Y en saber interpretarla está el simple secreto de esta obra. Simple y bella.
Para acercarnos un poco a la inspiración de Fauré, dejo la traducción del texto base de “Après un rêve”
Después de un sueño
Mientras dormía, atesorando tu imagen,
Soñé la dicha, un espejismo ardiente:
Tus ojos eran más dulces, tu voz pura y sonora,
Brillabas como un cielo en la claridad de la aurora.
Tú me llamabas y yo dejaba la tierra
Para escapar contigo hacia la luz;
Los cielos para nosotros entreabrieron sus nubes,
Esplendores desconocidos, divinos claroscuros…
Soñé la dicha, un espejismo ardiente:
Tus ojos eran más dulces, tu voz pura y sonora,
Brillabas como un cielo en la claridad de la aurora.
Tú me llamabas y yo dejaba la tierra
Para escapar contigo hacia la luz;
Los cielos para nosotros entreabrieron sus nubes,
Esplendores desconocidos, divinos claroscuros…
¡Ay! ¡Ay! ¡Triste despertar de los sueños!
Te llamo, oh noche, devuélveme tus engaños,
¡Regresa, regresa radiante,
Regresa, oh noche misteriosa!
Te llamo, oh noche, devuélveme tus engaños,
¡Regresa, regresa radiante,
Regresa, oh noche misteriosa!
La pasión aferrada a este sueño de amor, deseo; de dulzura, ternura; lleno de fuego, luz, esperanza y descubrimiento se esfuman ocho compases antes del final… cambia la dinámica de la pieza; desde un forte va muriendo el sueño y convirtiéndose en desesperanza. Muere el amor y el deseo, la pasión… Fauré no quería despertar y la verdad es que después de esta maravilloso sueño, yo tampoco.
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