Por Gladys Figueroa Marchant
El siglo XIX fue sin duda la época de oro de Valparaíso, la importancia económica que logra la ciudad en ese periodo, se refleja en la vida cultural que va tomando una marcada relevancia. Dentro de esto, la música poseyó un sitial sobresaliente. Al decir de Mario Cánepa en su obra La ópera en Chile [1],Valparaíso fue la ciudad de nuestro país en donde se encontraba la mayor concentración de público aficionado a este tipo de representaciones. Sin duda, a ello contribuyó el paso obligado por la ciudad de cualquier compañía de espectáculos proveniente de Europa con destino a algún lugar de la costa del Pacífico. Las cuales, se veían forzadas a hacer escala en el puerto tras cruzar el Estrecho de Magallanes, aunque en su itinerario no figurara Chile. Es así, como algunos de los eventos musicales sólo eran representados en Valparaíso y no en otras ciudades del país. En estas ocasiones, se aprovechaba de hacer a lo menos una función para delicia de de un público ávido de entretención, constituido en gran parte, por la elite comercial residente y la notable cantidad de extranjeros; ingleses, franceses, alemanes y otros dedicados al comercio de importación y exportación.
En la primera mitad del siglo XIX - cuando aún no se habían construidos salas de teatro adecuadas para este tipo de espectáculos-, la funciones referidas, se hacían en espacios improvisados. Muchas veces, estos, eran la casa de algún particular que ofreciera las condiciones pertinentes. La función era debidamente publicitada. Es así, como podemos encontrar un anuncio en 1830, que invita a la representación de la ópera semi-bufa El engaño feliz o el traidor descubierto de Rossini, interpretada por Teresa Scheroni, Margarita Caravaglia, Domingo Pezzoni y Joaquín Betali, función realizada en la casa de un particular, ubicada en la calle San Juan de Dios, hoy calle Condell.
Si bien es cierto, aparecieron algunas salas de teatro en esta primera mitad del siglo XIX, el teatro que se encuentra en la memoria de todo buen porteño es el Teatro Victoria. Este, se levantó frente a la plaza del mismo nombre hacia 1844. Lugar ocupado hoy por la plaza Simón Bolívar. Vale destacar, que este sector de la ciudad recién se comienza a urbanizar en este periodo y la construcción del teatro pasó a ser un hito urbano de gran importancia. La primera versión del Teatro Victoria se mantuvo hasta 1878, año en el cual fue abatido por un incendio, fenómeno recurrente en la ciudad. Fue considerado uno de los mejores teatros del momento, tenía una amplia capacidad y era usado tanto para eventos artísticos como sociales y recepciones notables.
Primera versión del teatro entre 1844 a 1878. Al frente, la Plaza Victoria.
Se sostiene que la primera ópera que se estrenó en este recinto fue la obra de Donizetti Lucia di Lammermoor. El Mercurio de la época publica una crítica del evento, señalando la enorme diferencia de nivel entre los cantantes principales y los secundarios. Mientras los primeros cumplían el esperado nivel, los secundarios eran marcadamente deficientes. Esta obra se basa en la novela de Sir Walter Scott The Bride of Lammermoor que a su vez, desarrolla un hecho verídico sucedido en el siglo XVII. La primera representación operística recién se había realizado en 1835 en Italia. Esto demuestra que a menos de diez años de su estreno en Europa, los porteños, aun con las deficiencias mencionadas por el crítico de El Mercurio, pudieron gozar de una obra contemporánea de importancia, representante del movimiento romanticista imperante.[2]
Otras funciones notables que se ofrecieron hasta 1878, fueron: Moisés de Rossini. Ópera que el mencionado autor realizó para el teatro de La Ópera de París en 1827. El Barbero de Sevilla, también de Rossini y Otello de Verdi.[3] Estas grandes obras, por lo general, eran representadas en el formato denominado opera en concierto, aunque, por lo que se sabe, los interpretes vestían los trajes correspondientes. Era usual en la época que los recitativos se hicieran en castellano, lo cual, para los puristas, les restaba calidad al no concordar plenamente música y texto.
Desaparecido el Teatro Victoria tras el incendio de 1878, se vuelve a construir, ahora más majestuoso e imponente. A la vez, que apropiado para recibir de la mejor manera aquellos espectáculos musicales, teatrales y similares que le darán el prestigio que la memoria urbana conserva.
[1] Canepa.M, La ópera en Chile. 1839 -1930, Editorial del Pacífico, Santiago, 1976. 305pp.
[3] http://www.youtube.com/watch?v=s1ms4ek0vbQ
Lucia di Lammermoor, primera edición francesa.
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